Jalisco ya no se define solo por sus tradicionales fortalezas industriales. Hoy, el estado vive una transformación donde la inversión privada lanza señales mixtas, abriendo nuevas posibilidades, aunque también deja tareas pendientes. Lejos de ser un estancamiento, la dinámica revela que el sector productivo está tomando decisiones más quirúrgicas frente al entorno global.
Durante el primer semestre de 2025, el comportamiento de la inversión en la industria jalisciense ha sido disparejo. Mientras los sectores de autopartes, alimentos y tecnología mantienen su ritmo de crecimiento, otros rubros tradicionales como el calzado o el textil muestran cifras de desaceleración. Esto no significa retroceso, sino un redireccionamiento de recursos hacia industrias de mayor valor agregado.
Empuje tecnológico con enfoque estratégico
La presencia de grandes fabricantes de chips, centros de datos y proyectos de automatización continúa posicionando a Jalisco como un eje estratégico para América Latina. Aunque la Inversión Extranjera Directa (IED) cayó 15.8% entre enero y junio en comparación con el mismo periodo de 2024, el estado se mantiene como uno de los destinos con mayor atracción de capital en sectores de innovación.
Este reacomodo, según industriales, obedece al ajuste natural tras años de crecimiento acelerado postpandemia. Además, se fortalece la visión de invertir en capacidades productivas más robustas, como infraestructura de energías limpias, digitalización de procesos y nearshoring con enfoque de largo plazo.
Las industrias están demandando perfiles distintos. Mientras algunos segmentos reducen personal, otros amplían sus plantas laborales en ingeniería, automatización y logística avanzada. El panorama es exigente, pero también fértil para quienes sepan adaptarse al nuevo ciclo productivo.
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