Lo que antes se consideraba un hito ocasional hoy parece convertirse en tendencia. BP acaba de poner en marcha su séptimo gran proyecto del año con la expansión del Atlantis Drill Center 1, una jugada clave para reforzar su presencia en Estados Unidos. El movimiento tiene implicaciones más amplias: la energía offshore vuelve a cobrar protagonismo en el ecosistema energético global.
Ubicada a unos 240 kilómetros al sur de Nueva Orleans, esta expansión suma dos pozos de producción conectados a la infraestructura Atlantis existente, aumentando significativamente la capacidad operativa en una zona crítica del Golfo de México. La obra forma parte del bloque Green Canyon 743, donde BP mantiene una participación del 56%, mientras que Shell posee el 44% restante.
El Golfo de México, territorio estratégico para BP
Con esta puesta en marcha, BP demuestra que su apuesta por activos de alto rendimiento continúa siendo una prioridad. Solo en 2025, la compañía ya ha activado proyectos clave en Estados Unidos, Reino Unido, India y el Golfo Pérsico. El caso de Atlantis destaca por la eficiencia con la que se ejecutó: completado dentro del presupuesto y sin demoras, un detalle no menor en un contexto global donde los sobrecostos son moneda corriente.
Además, BP estima que los proyectos iniciados este año aportarán alrededor de 200,000 barriles equivalentes de petróleo por día para 2025. Este impulso es parte de su estrategia para mantener una base sólida de producción mientras avanza hacia una transición energética gradual.
La expansión de Atlantis es operada desde la plataforma semisumergible Atlantis, ubicada en aguas profundas del Golfo. Este centro se ha convertido en un eje logístico y operativo crucial para BP. Su eficiencia marca un nuevo estándar para proyectos en zonas complejas y de alto valor estratégico..
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