Cuando las startups fintech en Asia quieren usar criptomonedas como XRP, enfrentan muchos obstáculos regulatorios. Uno de los mayores desafíos es la diferente normativa en los distintos países.
Por ejemplo, Hong Kong ha implementado reglas para los emisores de stablecoins que les exigen seguir estrictas leyes de prevención de lavado de dinero (AML) y financiamiento al terrorismo (CFT), mientras que países como China han prohibido las criptomonedas por completo. Esta falta de uniformidad genera confusión legal, dificultando el cumplimiento de las reglas por parte de las startups.
Desafío
Otro desafío es la clasificación de XRP. En Estados Unidos, la SEC considera a XRP como un valor, lo que añade requisitos estrictos que pueden obstaculizar su aceptación en lugares con leyes de valores rigurosas. Esta falta de claridad dificulta que XRP forme parte de los sistemas de pago internacionales, especialmente aquellos que deben cumplir con estándares como ISO 20022. Incluso si un país como Japón acepta XRP como un activo digital, las diferentes reglas en las regiones ralentizan su aceptación.
Los riesgos de custodia también son una preocupación para las startups que usan XRP. Depender de soluciones de custodia centralizadas puede hacerlas vulnerables a riesgos operativos y amenazas de hacking. Por ejemplo, el caso BDACS en Corea del Sur destaca los peligros de depender de un solo custodio. A medida que aumenta el escrutinio, especialmente después de los recientes movimientos de precios de XRP, las startups deben abordar estos problemas para cumplir con las normas y mantener la estabilidad