El fondo marino guarda riquezas minerales clave para la transición energética, pero extraerlas sin devastar ecosistemas ha sido un reto que Francia parece dispuesta a resolver. El país europeo avanza en una alternativa tecnológica más limpia para la minería submarina, centrada en recoger gránulos metálicos sin alterar el lecho oceánico.
Impulsado por el Ifremer (Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar), el proyecto Deep Sea Sampling Tool busca reemplazar métodos destructivos como la succión y el arrastre, por un sistema de “recolección blanda” basado en pinzas robóticas. El objetivo es capturar nódulos polimetálicos ricos en cobalto, níquel y manganeso dejando intactos los hábitats marinos que los rodean. La tecnología, desarrollada en colaboración con la startup Forssea Robotics, ya supera pruebas en entornos controlados y se prepara para ensayos en aguas profundas.
Tecnología limpia y minería submarina: ¿una combinación posible?
La herramienta se diseñó con ingeniería biomimética: imita el modo en que animales marinos manipulan objetos sin alterar su entorno. Esto marca un cambio radical respecto a prácticas extractivas convencionales, que han sido fuertemente criticadas por científicos y ambientalistas. Francia, que posee una de las mayores zonas económicas exclusivas del mundo, se perfila así como pionera en minería marina responsable, incluso sin explotación activa aún en sus aguas.
Además, el proyecto podría tener implicaciones globales. Mientras la ONU continúa debatiendo regulaciones para la minería en alta mar, Francia apuesta por ir un paso adelante con innovación sostenible.
Los nódulos submarinos son una fuente estratégica para sectores como baterías, tecnología verde y defensa. A nivel mundial, el interés crece, pero también lo hace la presión por preservar los océanos.












