Desde California surge una idea que redefine lo que significa innovar en la industria alimentaria. La startup AIO desarrolló un método revolucionario para crear grasa comestible a partir de residuos agrícolas como aserrín, cáscaras de maíz o restos de cultivo. Su propuesta busca transformar desechos en un ingrediente valioso y sostenible, marcando un nuevo paso para la biotecnología estadounidense.
La empresa, participante destacada de la Startup Battlefield de TechCrunch, combina ingeniería biológica y procesos enzimáticos para generar lípidos con propiedades similares a las grasas animales. Además, el producto mantiene la textura y el sabor requeridos por la industria alimentaria, pero sin la huella ambiental que genera la ganadería. En consecuencia, AIO se perfila como una pieza clave en la transición hacia alimentos más sostenibles y circulares.
Grasa comestible creada con inteligencia biotecnológica
La ventaja de esta grasa comestible radica en su origen renovable y bajo costo. Por otro lado, el uso de biomasa vegetal como base permite reutilizar toneladas de residuos agrícolas que normalmente se desperdician. Del mismo modo, su tecnología ofrece una alternativa para reducir emisiones de carbono y la dependencia de recursos animales, dos de los mayores retos del sector foodtech.
Asimismo, AIO planea escalar su producción y colaborar con fabricantes de alimentos interesados en integrar este tipo de ingredientes en productos comerciales. La startup ya prueba prototipos junto a empresas de proteínas alternativas y compañías de snacks saludables. Este tipo de soluciones demuestra cómo la ciencia puede impulsar modelos productivos más responsables.
En agosto de 2025, las inversiones globales en biotecnología alimentaria superaron los 12 mil millones de dólares, consolidando a Estados Unidos como líder en innovación alimentaria sustentable.
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