Cuando la inteligencia artificial conversa como humano, el terreno se vuelve resbaladizo. En Estados Unidos, California se ha convertido en pionero al promulgar una nueva ley que obliga a las empresas a implementar medidas de seguridad específicas en el desarrollo y uso de chatbots. Este movimiento marca un antes y un después en el ecosistema tecnológico, al pasar de la fascinación por la IA generativa a la necesidad urgente de regular sus usos más sensibles.
El pasado 12 de octubre, el gobernador Gavin Newsom firmó la Ley AB-331, que entrará en vigor en 2026. Esta normativa exige que los desarrolladores tomen medidas preventivas para que sus modelos de lenguaje automatizados, como los chatbots, no sean utilizados para fraudes, manipulación emocional o difusión de información falsa.
La ley no prohíbe el uso de chatbots ni limita sus aplicaciones comerciales. Más bien, busca reducir los riesgos que implica la falta de supervisión, especialmente en contextos como campañas políticas, servicios financieros o atención al consumidor. Se trata de una jugada estratégica desde la capital de la innovación global, que podría replicarse pronto en otros estados o países.
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Chatbots con IA: límites que impulsan la innovación
Las reglas no frenan el avance, lo canalizan. La industria tecnológica de California que incluye a gigantes como Google, OpenAI y Meta tendrá que adaptar sus modelos y procesos para cumplir con esta nueva legislación. Esto representa una oportunidad para startups y desarrolladores que apuestan por construir herramientas más responsables y confiables desde su diseño.
En consecuencia, los criterios de “seguridad por defecto” dejarán de ser un diferenciador competitivo y se convertirán en un requisito de entrada al mercado. Las empresas que se adelanten en la implementación podrían ganar ventaja reputacional y de negocio.