Lo que alguna vez pareció ciencia ficción ahora toma forma concreta en California. Una startup de Silicon Valley está apostando fuerte por la edición genética en embriones humanos, y entre sus principales inversores destaca Sam Altman, CEO de OpenAI y una de las figuras clave del ecosistema tecnológico global.
La empresa, cuyo nombre aún se mantiene en reserva, opera desde el laboratorio Altos Labs, conocido por sus investigaciones en longevidad. Su misión actual: perfeccionar el uso de CRISPR y otras herramientas de edición genética para prevenir enfermedades hereditarias desde la concepción. El enfoque es disruptivo y busca dar un giro total a cómo se abordan los problemas de salud a largo plazo, no desde la medicina curativa, sino desde la ingeniería genética preventiva.
Sam Altman apuesta al futuro de la genética humana
Altman ha destinado 180 millones de dólares a este proyecto, dejando claro que ve en la biotecnología un potencial transformador similar al de la inteligencia artificial. Su respaldo no es solo económico. Representa una señal clara para otros inversionistas de que el futuro también se construye con ADN modificado.
La startup está rodeada de cautela ética, pero también de entusiasmo. Los investigadores aseguran que no buscan crear “bebés a la carta”, sino erradicar mutaciones genéticas responsables de enfermedades como la distrofia muscular o la fibrosis quística. En ese sentido, trabajan bajo estrictos protocolos científicos y bioéticos que buscan evitar los excesos del pasado.










