La movilidad eléctrica no es el único frente donde Ford está acelerando a fondo. Desde Estados Unidos, la automotriz decidió poner una nueva pieza sobre la mesa de la transición energética: sistemas de almacenamiento con baterías para centros de datos, respaldados por tecnología que ya demostró su potencia en vehículos eléctricos.
El anuncio llegó desde el corazón de Michigan, donde Ford firmó un acuerdo clave con la startup norteamericana Cactus para crear soluciones de almacenamiento energético a gran escala. La alianza tiene un objetivo claro: usar las baterías de segunda vida provenientes del F-150 Lightning y otros modelos eléctricos para alimentar servidores de alto rendimiento en data centers. Es un doble acierto, tanto ecológico como económico.
De pick-ups a servidores: el nuevo uso de las baterías
Estas unidades de almacenamiento no solo reciclan baterías que ya cumplieron su ciclo en la carretera. También están diseñadas para integrarse con fuentes renovables como la solar y eólica, lo que permite equilibrar la demanda energética en momentos pico y reducir emisiones operativas. En un país donde los centros de datos representan cerca del 2.5% del consumo eléctrico total, este tipo de innovación podría marcar una diferencia.
Además, Ford no está sola. Amazon, Google y Microsoft ya exploran tecnologías similares. Sin embargo, la ventaja competitiva de Ford radica en su cadena de producción propia y el acceso directo a baterías usadas. Esto le permite reducir costos logísticos y ofrecer soluciones modulares adaptables a distintos tamaños de operación.
Las pruebas iniciales se están desarrollando en instalaciones de Cactus en Texas, y se espera escalar el modelo a nivel nacional en 2026. Esta decisión no solo amplía el modelo de negocio de Ford, sino que la posiciona como un jugador inesperado en el segmento energético.
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