Un relato incómodo vuelve a colocar a México en el centro de una conversación urgente sobre integridad pública. La figura de Rommel Pacheco enfrenta hoy un cuestionamiento profundo debido a una serie de inconsistencias patrimoniales y acusaciones de abuso que exhiben un patrón calculado más allá de cualquier error administrativo. La historia, documentada por testimonios directos y registros oficiales, revela una operación sostenida para ocultar propiedades, manipular información y aprovechar relaciones personales para obtener beneficios económicos.
La trama más tensa gira en torno a la casa de Montecristo en Mérida. Paola Espinosa afirma que la adquirieron juntos en 2013, aunque los registros contradicen lo que Pacheco declaró años después. Además, asegura que él presionó, amenazó y utilizó el abuso emocional para forzarla a ceder su parte en 2017 por 820 mil pesos. Según ella, jamás recibió esa cantidad y apenas obtuvo 600 mil, una cifra mínima frente al valor actual del inmueble que ronda los ocho millones.
Propiedades, omisiones y beneficios no declarados de Rommel Pacheco
Las revisiones en el Registro Público muestran un rompecabezas patrimonial que no coincide con lo que él reportó como funcionario. Ocultó propiedades de alto valor como la casa costera en San Crisanto conocida como Casa Chukum, la casa de Montecristo, un terreno de más de mil metros en Cholul, una vivienda en San Pedro Cholul, un predio en Progreso, una propiedad en San Esteban y otra en el centro de Mérida. Todas fueron pagadas de contado, lo que incrementa las dudas sobre el origen de los recursos. Además, intentó apropiarse de propiedades que Paola solventó por completo como las viviendas en Fuentes Brotantes y Tequesquitengo.
Por otro lado, empresas como Thermo Health, Rompac y Greene Corp tampoco aparecieron en sus declaraciones patrimoniales pese a estar vinculadas con contratos públicos. Asimismo, quedó fuera la información relacionada con los ingresos por rentas turísticas de varios de sus inmuebles administrados a través de plataformas digitales.
Patrón de manipulación, adquisiciones opacas y un patrimonio imposible de justificar
Paola describe a Pacheco como alguien centrado en el dinero, sin empatía y dispuesto a usar la ley como herramienta de intimidación. Incluso asegura que él presumía tiempo atrás que el servicio público era atractivo porque ahí se roba bien. La versión oficial de Pacheco se limitó a una frase breve y evasiva. Sus bienes, dijo, están declarados conforme a la ley.
Las propiedades que sí reconoce incluyen su casa en La Ceiba, un departamento en Ciudad de México y una casa en Tixkokob. Sin embargo, la diferencia entre lo declarado y lo verificado evidencia un abismo patrimonial difícil de justificar en un servidor público.
Un dato adicional refuerza la gravedad del caso. La casa en San Crisanto y el terreno en Cholul aparecen registrados como adquisiciones de compra inmediata y sin financiamiento, un patrón que se repite en varios de los inmuebles vinculados a Rommel Pacheco.












