Desde hace algunos meses, el mapa industrial mexicano vive un reacomodo estratégico. En lugar de frenar, la cadena de suministro global del sector automotriz encontró una nueva pista de despegue: México. En el marco del auge del nearshoring y el dinamismo del mercado interno, los proveedores asiáticos de motopartes están abriendo operaciones en el país, transformando el ecosistema productivo con velocidad quirúrgica.
El fenómeno no es casual. De acuerdo con cifras de ProMéxico y la Asociación Nacional de Productores de Motocicletas (ANPM), el país ensambla más de un millón de unidades al año y es sede de fabricantes como Italika, Carabela y Bajaj. Además, hay un dato que pesa: el 98% de las motocicletas vendidas en México se fabrican localmente. Esta combinación de demanda robusta y capacidad instalada convierte al país en un imán para compañías asiáticas que buscan diversificar riesgos y acercarse a sus principales mercados.
Proveedores asiáticos aceleran su presencia
Empresas de Corea del Sur, India y China han intensificado su aterrizaje en parques industriales mexicanos. Además de suministrar partes esenciales como suspensiones, motores y sistemas eléctricos, también establecen centros de distribución y alianzas con firmas locales. Esta ola de inversión no solo optimiza costos logísticos, también promueve transferencia tecnológica y nuevas oportunidades laborales especializadas.
De igual manera, la tendencia se alinea con una política comercial más abierta, enfocada en atraer manufactura avanzada sin depender exclusivamente del mercado estadounidense.
Con esta expansión, estados como Puebla, Guanajuato y Nuevo León se consolidan como núcleos clave en la red de proveeduría. A la par, startups y talleres especializados encuentran terreno fértil para integrarse a una cadena de valor cada vez más diversificada.
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