El costo oculto de emprender siendo mujer en México

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Mujeres mexicanas enfrentan retos invisibles al emprender debido a desigualdades estructurales y falta de inversión
El costo oculto de emprender siendo mujer en México

Lanzar un negocio en México siendo mujer no solo implica creatividad, resiliencia y visión. También exige pagar un precio silencioso: la precariedad sistemática que normaliza la desigualdad. Mientras las cifras celebran el avance emprendedor femenino, la realidad está llena de tensiones invisibles. Las mujeres mexicanas que emprenden enfrentan obstáculos financieros, sociales y culturales que rara vez se contabilizan en los análisis tradicionales del ecosistema emprendedor.

El ecosistema no es neutral: emprender como mujer en México

Aunque México se posiciona como uno de los países con mayor participación femenina en emprendimientos en América Latina, esto no significa igualdad de condiciones. La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) revela que casi el 90% de los emprendimientos liderados por mujeres están en el sector informal. Es decir, sin seguridad social, con ingresos inestables y sin acceso a créditos formales.

Además, muchas de estas iniciativas no nacen del deseo de innovar, sino de la urgencia económica. El emprendimiento se vuelve, en muchos casos, una vía de subsistencia y no una estrategia de crecimiento. Esta diferencia condiciona el acceso a inversión, redes y formación, elementos esenciales para escalar cualquier proyecto.

Solo el 5% del capital de riesgo en América Latina llega a startups lideradas por mujeres. Y si hablamos de tiempo, el panorama se complica. Las emprendedoras mexicanas destinan más del doble de horas al trabajo no remunerado en comparación con los hombres. Esto impacta directamente en la productividad, en la salud mental y en la posibilidad real de crecimiento sostenido.

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