Hay momentos que marcan un antes y un después en las relaciones económicas entre países. El anuncio reciente del gobierno suizo es uno de ellos: en 2025, Suiza alcanzó su máximo histórico de Inversión Extranjera Directa (IED) en México, superando los 3,100 millones de dólares. Este hito no solo consolida su papel como el sexto inversionista más importante en territorio mexicano, también redefine el mapa global de la confianza financiera.
El dato cobra aún más fuerza cuando se contrasta con el comportamiento global de la IED. Mientras el promedio internacional ha mostrado cierta desaceleración por tensiones geopolíticas y ajustes monetarios, Suiza ha duplicado su apuesta en México. Este impulso, además de robustecer sectores como la manufactura, los servicios financieros y la innovación, refuerza una narrativa que gana terreno: México es un destino confiable y estratégico para capitales internacionales.
Un puente económico que sigue creciendo
Detrás de esta cifra récord hay una historia de colaboración sostenida. Actualmente, más de 400 empresas suizas operan en el país, generando alrededor de 60,000 empleos directos. El perfil de estas compañías va más allá de los gigantes farmacéuticos o bancarios: incluye a firmas medianas con alta especialización tecnológica que encuentran en el ecosistema mexicano el terreno ideal para expandirse.
Además, esta inversión coincide con el renovado impulso del nearshoring. Las empresas helvéticas están posicionándose de forma inteligente cerca del mercado norteamericano, sin perder los beneficios logísticos y de costos que ofrece México.
La Secretaría de Economía ha destacado que Suiza es hoy el segundo país europeo con más flujo de IED hacia México, solo detrás de Alemania. Este dato no solo valida la relevancia de esta relación bilateral, también abre oportunidades para nuevas alianzas en sectores como energías limpias, automatización industrial y economía circular.
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