En México, emprender no es solo cuestión de tener una buena idea. El verdadero desafío llega cuando las pequeñas y medianas empresas intentan escalar sin perder el talento que las hizo posibles. Hoy, el combo letal de brechas tecnológicas y alta rotación laboral se ha convertido en la piedra en el zapato para miles de pymes.
Los datos hablan claro: más del 60% de las pymes enfrentan dificultades para encontrar talento calificado, mientras que el 30% considera que la tecnología disponible no satisface sus necesidades. Esto no solo frena su crecimiento, también limita su capacidad de competir frente a grandes corporativos y startups mejor adaptadas al cambio digital.
La brecha tecnológica sigue costando caro
Aunque herramientas como CRMs, ERPs y plataformas de e-commerce están más accesibles que nunca, muchas pymes aún operan con procesos manuales o con tecnologías obsoletas. Esta resistencia a digitalizarse no es por desinterés, sino por desconocimiento, falta de acompañamiento o temor a invertir sin retorno inmediato.
El problema es que, mientras tanto, sus clientes se mueven rápido. Las expectativas de inmediatez, personalización y eficiencia obligan a las pymes a reaccionar o quedarse atrás. La transformación digital ya no es opcional: es el idioma del mercado.
Por otro lado, el talento joven no busca únicamente estabilidad económica. Quiere crecimiento, flexibilidad y proyectos con propósito. Las pymes que no trabajan su cultura interna y su propuesta de valor como empleadores, se enfrentan a rotaciones constantes y dificultades para consolidar equipos.