Las infecciones resistentes a antibióticos ya no son una amenaza invisible para los laboratorios españoles. Desde el Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV-CSIC), un equipo de investigadores ha logrado identificar el mecanismo con el que las polimixinas, un grupo de antibióticos considerados como último recurso, destruyen bacterias resistentes.
El hallazgo parte de un enfoque multidisciplinario en el que confluyen técnicas de biofísica, microscopía avanzada y análisis estructural. Las polimixinas actúan como si fueran llaves moleculares: se insertan en la membrana externa de bacterias Gram negativas y la desestabilizan desde adentro. Específicamente, alteran la disposición del lipopolisacárido, debilitando la envoltura bacteriana hasta provocar su colapso.
El conocimiento sobre las polimixinas redefine la innovación antibiótica
Este nivel de precisión en la observación no se había logrado antes. Los estudios previos no habían detallado cómo las polimixinas interactúan con la membrana bacteriana a escala atómica. Lo que los investigadores valencianos descubrieron, con ayuda de técnicas como la dispersión de neutrones y el modelado computacional, no solo permite entender el presente de estos antibióticos, sino también reimaginar su futuro: diseñar variantes más eficaces y con menos efectos secundarios.
En consecuencia, el conocimiento adquirido permite apuntar hacia desarrollos antibióticos que no dependan exclusivamente de las polimixinas actuales, lo cual es clave dado su potencial tóxico en humanos. Este avance podría catalizar nuevas líneas de investigación en el sector biotecnológico, especialmente en startups dedicadas a terapias de precisión.
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