El indio Sundar Pichai, de 47 años, ha ganado esta semana una misión muy compleja: reemplazar a los ex jefes Larry Page y Sergey Brin al frente de Alphabet, la compañía que controla Google. Si la sucesión en las empresas ya es difícil, en este caso lo es aún más: amigos desde los años 90, cuando estudiaron juntos en la Universidad de Stanford, Page y Brin crearon el motor de búsqueda que dio origen a la tercera empresa más grande del mundo.
Más que eso, ambos son iconos de Silicon Valley y de la nueva economía, habiendo creado el ideal de la empresa del siglo XXI, con beneficios y horarios de trabajo flexibles. Desde el martes por la noche, los multimillonarios de 46 años sólo serán «padres orgullosos» y permanecerán en el consejo de administración, mientras que Pichai podrá hacer que la empresa camine por sí misma.
Además del desafío personal, el ascenso de Pichai aporta dos interesantes características al mundo de la tecnología. En primer lugar, porque no es el primer indio en asumir la posición de mayor líder en un gigante de la industria – desde 2014 a cargo de Microsoft, su compatriota Satya Nadella ha logrado que la empresa tenga una transición exitosa al mundo del cloud computing.
Segundo, porque consolida una generación de ejecutivos por delante de las grandes empresas de tecnología – es la primera vez que, en el quinteto aún formado por Amazon, Apple y Facebook (las cinco mayores empresas del mundo), hay más «empleados» que fundadores en liderazgo. También es una diferencia financiera: mientras Page y Brin acumulan juntos una fortuna de 110.000 millones de dólares, Pichai tiene unos 600 millones de dólares.
Origen
Nacido Pichai Sundarajan, el ejecutivo tuvo una infancia humilde en Madurai, al este de la India. Hijo de un taquígrafo y de un ingeniero, creció en un apartamento alquilado y no tenía refrigerador ni televisión cuando era niño. «Mi vida era simple comparada con el mundo de hoy», dijo en una entrevista con el New York Times en 2008. Incluso vio su casa inundada. «No había agua. Hasta el día de hoy, duermo con un biberón al lado de la cama debido a eso», le dijo a NYT. Su sueño era ser jugador de críquet: además del deporte típicamente indio, Pichai también es aficionado al fútbol. Como su carrera deportiva no funcionó, se graduó en Ingeniería Metalúrgica en la India.
Después de graduarse, raspó los ahorros de su familia para seguir su educación en los Estados Unidos. Al ser aprobado en la maestría en ciencias materiales de la Universidad de Stanford, también cambió el orden de su nombre. En la universidad de California, fue contemporáneo de Brin y Page, pero sólo trabajó con ellos en 2004 después de pasar por la consultoría de McKinsey.
Durante su primera década en Google, Pichai trabajó en varios productos que ahora son la columna vertebral de la empresa, como el navegador web Google Chrome, el paquete de productividad Google Drive y el servicio de correo electrónico Gmail. También tuvo que reemplazar las leyendas de la tecnología: en 2013, comenzó a liderar el área de desarrollo del sistema operativo Android, ocupando el puesto de Andy Rubin, ingeniero considerado el padre de la plataforma.
En dos años, el indio hizo que el sistema, lanzado en 2008, saltara de 1.000 millones a 1.800 millones de dispositivos en todo el mundo. Los buenos resultados le acreditaron para tomar el mando de Google en 2015, cuando Brin y Page decidieron crear la estructura corporativa de Alphabet – con ella, los dos podrían dedicarse a pensar (y gastar en) tecnologías futuras como los coches autónomos, sin afectar los beneficios y dividendos de la corporación antes que los inversores.
Más que un cambio de gobierno, la novedad ha hecho que Pichai ocupe el lugar bajo los focos: es él quien dirige los principales eventos de Google en la actualidad y responde por la empresa en testimonios en Washington, donde Page y Brin no han intervenido desde hace años. «De hecho, Pichai ha sido el portavoz de la empresa durante algún tiempo», dijo al Washington Post Alan Davidson, ex empleado de Google que abrió la primera oficina de la empresa en la capital de Estados Unidos.
Fase difícil
Y es precisamente en Washington donde el primer gran reto de Pichai será ser el único líder de la empresa: en los últimos años, Google ha sido fuertemente atacado por los reguladores y legisladores debido a cuestiones como su poder de mercado, la competencia desleal, el uso de datos e incluso la influencia política de la empresa en varios países y demandas judiciales.
Actualmente, el Congreso de Estados Unidos y el Departamento de Justicia están investigando las prácticas antimonopolio de la compañía en varios mercados, mientras que Donald Trump ha demostrado ser un feroz crítico de la compañía. Los candidatos presidenciales demócratas como Elizabeth Warren y Bernie Sanders también han atacado a la compañía. En la Unión Europea, la situación de Google no es mejor: el bloque ha demandado a la empresa tres veces por competencia desleal, con multas que superan los 8.000 millones de dólares.
Los países emergentes son también otro reto para la empresa. Es en lugares como Brasil, India, Nigeria y Singapur, por ejemplo, donde Google apuesta a que puede seguir aumentando su número total de usuarios, a la vez que se enfrenta al escrutinio local. Debido a su nacionalidad, Pichai puede ser capaz de navegar por estos mares mejor que sus antiguos jefes. El indio todavía tendrá que averiguar cómo hacer que la empresa siga facturando con publicidad dirigida, en un momento en el que cuestiones como la privacidad de los datos son cada vez más controvertidas, y cómo crear empresas como la empresa de automóviles autónomos Waymo.
Por si fuera poco, tendrá que hacer frente a la presión interna de los empleados: en los últimos meses, las protestas de los «Googlers», los empleados de la empresa, se han intensificado. Las razones son muchas: desde la implicación de la empresa con el gobierno chino en un proyecto secreto hasta las condiciones de trabajo de los contratistas, pasando por la política interna para tratar cuestiones de acoso moral y sexual. Un ejemplo es el hecho de que a menudo se critica a Google por dejar que Andy Rubin, el predecesor de Pichai en Android, abandone la empresa con millones en el bolsillo, incluso después de haber sido acusado de forzar a un colega a tener relaciones sexuales con él.