Los pagos digitales están generando una sociedad global en desuso del efectivo. De acuerdo con diversos reportes, se calcula que el volumen de transacciones globales sin efectivo casi se triplicará en 2030 a 3,020 millones. Esto impulsa a las empresas a tomar medidas que disminuyan la posibilidad de transacciones fraudulentas y aumenten la ciberseguridad, expone el experto en finanzas, Luis Ricardo Reyes de la Campa.
Según un reporte de PwC, se espera que los volúmenes globales de pago sin efectivo aumenten en más del 80 % entre 2020 y 2025. El análisis muestra que Asia-Pacífico tendrá el mayor crecimiento en volumen de transacciones sin efectivo con un incremento del 109 % hasta 2025 y luego un 76 % entre 2025 y 2030, seguido de África (78 %-64 %), Europa (64 %-39 %), América Latina (52 % -48 %).
“EE. UU. y Canadá muestran el menor ritmo de crecimiento; sin embargo, esto se debe a que el porcentaje de su población que ya utiliza este tipo de tecnologías es mucho mayor que en otras regiones”, menciona Reyes de la Campa.
La importancia de la ciberseguridad en un mundo sin efectivo
El documento deja a la vista que una de las principales preocupaciones de los bancos, empresas Fintech y administradores de activos es la ciberseguridad centrada en la privacidad de los datos, ya que en 2020 el intento de compras fraudulentas aumentó casi un 70 %.
“Aquí es donde entran los controles de ciberseguridad porque su fuerza está en agregar capas de personalización, que son esenciales para ayudar a identificar a los malos actores con más precisión y minimizar problemas con los clientes legítimos. Cada capa de control sirve como un ecualizador que las organizaciones pueden ajustar en torno a sus necesidades únicas”, señaló el analista mexicano.
Las empresas que tienen un programa de control específicamente dedicado para los tipos de fraude más disruptivos pueden obtener beneficios como un ahorro de costes. PwC señala que se pueden llegar a disminuir en un 27 % los costos de respuesta, 55 % los de remediación y 76 % aquellos de multas y sanciones.
Personalización de los controles de fraude: el equilibrio entre la protección del cliente y la seguridad financiera
El primer paso para personalizar los controles de fraude es evaluar la tolerancia al riesgo general en conjunto con la voluntad de la empresa de proteger los fondos a expensas de los impactos en el negocio legítimo del cliente.
“Es un equilibrio constante entre estos dos factores, y evolucionará con el tiempo a medida que cambien las necesidades y prioridades de una empresa”, puntualizó Luis Ricardo Reyes de la Campa.
A continuación, las organizaciones deben identificar qué controles indicarán mejor las anomalías comerciales y hacer que señalen más irregularidades percibidas. Deben comenzar con controles de seguridad con respecto al cliente, como límites máximos de personal individual y aprobaciones de matriz, donde una cantidad por encima de cierto umbral requiere la aprobación adicional del supervisor.
Por último, las empresas deben agregar medidas adicionales cuando los controles de fraude son necesarios pero insuficientes. Un ejemplo importante es el fraude BEC (Business Email Compromise), donde los estafadores engañan a los empleados para que divulguen información confidencial de la empresa o realicen pagos.
Una encuesta de JP Morgan encontró que el 55 % de las empresas participantes experimentaron un fraude BEC real o intentado en 2021, a menudo a través de phishing.
“Los controles de fraude pueden marcar estos correos electrónicos como correo no deseado, pero las empresas también deben capacitar a los empleados para identificar correos electrónicos sospechosos”, finalizó Luis Ricardo Reyes de la Campa.
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