En los últimos días el diputado morenista, Porfirio Muñoz Ledo ha sido señalado más que por sus deseos de llegar a la presidencia del partido fundado por Andrés Manuel López Obrador por varias acusaciones de abuso sexual.
A pesar de su edad y varios de los trapitos que se están dejando al descubierto se rehusa a dejar la política y todos los estragos que han surgido en los últimos meses podrían dañar más su imagen.
En Twitter la joven @NieveMandarina contó su experiencia de abuso sexual luego de que la reportera Paloma Villanueva hiciera la mención directa sobre el comportamiento inapropiado del diputado aspirante a presidente en toda la ola de denuncias por acoso que han surgido.
Con solo 15 años y un interés por la política conoció a Porficio Muñoz Ledo, le hizo algunas preguntas breves y Muñoz ledo la invitó a comer.
Luego de una plática sobre el Estado, Derecho y la Constitución e Muñoz Ledo llevó a la entonces puberta a mostrarle su biblioteca y en ese lugar, las preguntas fuera de tono comenzaron y el acoso sexual se hizo presente: ¿Acaso el color de sus pezones o su vida sexual temprana eran del interés de ese poderoso? Evidentemente no.
Alejandra se ha atrevido a contar su testimonio y en medio de la contienda interna, en una convocatoria que establece encuestas distintas por personaje y no por fórmulas, Muñoz Ledo se acompaña de la senadora Citlalli Hernández.
Alejandra es ahora feminista y militante de la 4T. Si es que a alguien podría acusársele de querer un buen futuro para Morena y las mujeres, es a ella.
¿Por qué lavar la cara de un personaje cuestionado si es que presidir un partido será, en sí mismo, una posición de poder? Deben escuchar a las víctimas y creerles, más porque no es la primera vez que se atreven a contarlo y tampoco es por el fuego cruzado. Aunque Muñoz Ledo sea emérito, brillante, ideólogo y decano, la dignidad de las víctimas se respeta.
Con información de SDP Noticias