Jason Gardner, fundador y CEO de la startup de procesamiento de pagos Marqeta, estaba atravesando otro episodio de depresión. Fue a principios de 2016, y le costaba dormir y comer en su casa de Oakland. A veces se limitaba a tumbarse en el suelo y mirar al techo.
“Apenas podía levantarme de la cama y no podía sonreír. Sentía que las cosas se desmoronaban a mi alrededor, pero tenía que encontrar los medios para seguir recaudando dinero y construir la empresa”, cuenta. Marqeta estaba a pocas semanas de quedarse sin liquidez.
Él y su esposa Jocelyne habían llegado al límite de sus tarjetas de crédito e incluso estaban pagando la hipoteca con cheques de tarjetas de crédito mientras criaban a su hijo de 15 años y a su hija de 8 años.
“A veces no sé cómo sobreviví. No por algo que me hiciera a mí mismo, sino porque mi cuerpo se venía abajo, o mi mente”, dice Gardner. Gardner le dio la vuelta a la empresa, la sacó a bolsa y renunció a su cargo de CEO en enero de 2023.
Hoy habla abiertamente de las dificultades a las que se enfrentó como fundador, un tema del que no se habla lo suficiente, incluso en una época en la que la gente comparte detalles íntimos sobre sí misma en las redes sociales. Casi todos los emprendedores se enfrentan a graves problemas de salud mental.
Según una encuesta realizada en abril de 2023 por la organización de investigación Startup Snapshot, el 72% de los fundadores afirma que el trabajo ha afectado a su salud mental.