Con sus casi seis millones de establecimientos, las MIPYMES (micro, pequeñas y medianas empresas) representan el 72 por ciento de los empleos en México; sin embargo, su precarización laboral (tres quintas partes de ellas son informales), su rezago tecnológico, la caída del sector manufacturero y el nuevo coronavirus han provocado que el 80 por ciento de ellas se vea afectada en estos tiempos donde tantas crisis atacan por distintos flancos y a un mismo tiempo, señala el profesor Gerardo González, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc).
Estos y más asuntos se analizarán en la decimoquinta edición del seminario Economía del Trabajo y la Tecnología, la cual podrá seguirse del 6 al 8 de octubre vía Zoom o por la página de Facebook del IIEc, algo que a decir del académico de alguna manera se vincula con el eje temático del encuentro, “pues ante la contingencia sanitaria pensamos en cancelarlo todo, pero si llevamos ya 15 años analizando el impacto de lo tecnológico en lo laboral, no resulta raro que en esta ocasión sea la tecnología la que nos ayude a sacar adelante este trabajo”.
Sobre su interés por las MIPYMES, el doctor González señala que se debe a que “pese a haber miles de empresas grandes, éstas sólo representan el uno por ciento de los establecimientos a nivel nacional, además de que su peso específico en cuanto a lo laboral va en picada, pues mientras que en 2004 representaba el 32 por ciento de los trabajos en el país, hoy dicha cifra llega apenas al 24. Esto hace de las micro, pequeñas y medianas empresas no sólo las principales generadoras de empleo, sino las verdaderas impulsoras del desarrollo en el país”.
Pero ¿qué entendemos por MIPYME?, pregunta el docente. “Por micro nos referimos al autoempleo y son aquellas compañías que cuentan de uno a 10 empleados; por pequeña a ésas que tienen de 11 a 50, y por mediana a las de 51 a 250. Por lo limitado de su tamaño, no es difícil intuir por qué, ante la merma de la actividad económica derivada de la pandemia, los primeros en verse afectados, y de manera inmediata, hayan sido los trabajadores independientes y los de servicio”.
Aunque a decir del académico, no es que las condiciones adversas sean algo nuevo para estos colectivos de trabajadores, más bien este parón económico vino a sumarse a las muchas afectaciones arrastradas de antaño. “Por ejemplo, ¿qué pasa con el dueño de una tiendita?, ahora vende menos, pero ya desde antes era golpeado por la expansión de la cadena OXXO, ¿o con los taxistas, obligados a vivir prácticamente en la informalidad por no poder competir con plataformas que incorporan innovación y desarrollo tecnológico, como Uber, que ahora con la epidemia se han expandido incluso a la distribución de alimentos?”.
El resultado, señala, es que desde el estallido de la crisis sanitaria se han perdido más de un millón de empleos formales y tres millones de informales, lo que obliga a pensar en estrategias para recuperar el terreno perdido. “Sin embargo, entre tanta mala noticia comienza a haber información alentadora, pues en agosto comenzaron a reportarse números positivos en cuanto a la generación de trabajos registrados ante el IMSS. Siendo optimistas esto significa que ya tocamos piso y que, lo que sigue, es movernos hacia arriba”.
De regreso a la normalidad
Para el profesor González, un rubro que no puede quedar sin mención en este tipo de análisis es el automotriz, pues para armar un automóvil (actividad manufacturera que se ha vuelto la principal generadora de divisas netas para el país), las grandes empresas fragmentan su producción y subcontratan a muchísimas MIPYMES, sin importarles que éstas no cuenten con tecnología avanzada, que precaricen sus condiciones laborales, que paguen salarios raquíticos a sus empleados o que no les ofrezcan seguro social, ya que esto abarata costos.
“Como ejemplo de lo amplio y variado que puede ser este outsourcing, consideremos que el armado de un vehículo Toyota consta de cerca de 250 mil procesos, los cuales van desde la manufactura de chips y la tapicería hasta el curtido de piel o la fabricación de llantas. Sin embargo, la caída del sector manufacturero en México puso a este sector contra las cuerdas en 2018, en 2019 lo tiró a la lona y en el 2020, con la pandemia, de plano paró la producción; de tal tamaño es el problema”.
De hecho, como recién reportó la INA, a consecuencia del coronavirus la industria de las autopartes retrocedió a los niveles registrados hace 10 años, y fenómenos parecidos se observan en otras industrias. “Se calcula que el desplome de la producción en todo México será de un 10 por ciento y que, para el siguiente año, nos recuperaremos un cuatro, algo que, aunque positivo, nos deja con una pérdida del seis por ciento”.
Sin embargo, el profesor Gerardo González señala que en comparación con países europeos como España, donde se anticipa una debacle de hasta el 20 por ciento, la ventaja de México es que no se endeudó y que en todo este trance ha manejado finanzas sanas, lo cual es una manera de allanar y desbrozar el camino hacia la recuperación.
“En este contexto, además de los créditos a las MIPYMES, pueden resultar muy útiles los grandes proyectos nacionales como el aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya, o programas como los del Infonavit y el Fovisste para fomentar la construcción; Jóvenes Construyendo el Futuro, para capacitar a las nuevas generaciones, y Sembrando Vida, para apoyar a los habitantes de zonas rurales. Por esa vía pueden recobrarse gran parte del empleo”.
A decir del doctor González Chávez, podemos hablar de una recuperación del 40 por ciento para 2021, pero lo importante es determinar qué hacer para alcanzar los niveles que teníamos hace unos cuantos meses, en diciembre de 2019 o enero de 2020. “Para regresar a ese punto quizá nos falten unos dos años, pero es importante no perder dicho objetivo de vista, pues sólo hasta alcanzarlo podremos, ahora sí, pensar en un crecimiento real de nuestra economía”.
La decimoquinta edición del seminario Economía del Trabajo y la Tecnología lleva en esta ocasión por nombre La Innovación Tecnológica, la Pandemia del COVID-19 y el Futuro del Trabajo. Tendrá lugar del martes 6 al jueves 8 de octubre, de las 12 del día a las dos y media de la tarde, y se transmitirá vía Zoom y Facebook Live. Más informes en la página web del Instituto de Investigaciones Económicas.