Fundadora y presidenta de la Fundación Bianca Jagger Pro-Defensa de los Derechos Humanos, ha dedicado gran parte de su vida a luchar contra la opresión y la injusticia a nivel global.
Nacida en Managua, Nicaragua, Bianca Jagger, se ha destacado como una incansable defensora de los derechos humanos, la justicia social y el medioambiente.
Fundadora y presidenta de la Fundación Bianca Jagger Pro-Defensa de los Derechos Humanos (BJHRF), ha dedicado gran parte de su vida a luchar contra la opresión y la injusticia a nivel global.
Compromiso inquebrantable con los Derechos Humanos
La defensora de los Derechos Humanos desempeña un papel importante en la lucha por la abolición de la pena de muerte y se reconoce como Embajadora de Buena Voluntad del Consejo de Europa para esta causa. Su esfuerzo y dedicación le valen el Right Livelihood Award en 2004, conocido como el ‘Premio Nobel alternativo’, y el Premio Abolicionista del Año de la Coalición Nacional para la Abolición de la Pena de Muerte en 1996.
A lo largo de su carrera, Jagger ha concentrado gran parte de sus esfuerzos en denunciar las violaciones de derechos humanos en Nicaragua bajo el régimen de Ortega-Murillo. Desde su fundación, ha impulsado campañas para documentar y exponer crímenes de lesa humanidad, como asesinatos, torturas, desapariciones forzadas y persecuciones por motivos políticos y religiosos.
Esta manifestación tuvo un desenlace trágico, con un saldo de 19 personas fallecidas y 185 heridas a lo largo de todo el territorio nicaraguense, tras la intervención de policías y paramilitares. En mayo de 2018, ella presenció la represión violenta en Nicaragua durante su participación en la ‘Gran Marcha de las Madres de Abril’ en Managua. La marcha organizó para visibilizar a los cientos de jóvenes asesinados durante las protestas civiles no violentas en abril de 2018.
Jagger ha calificado a Nicaragua como una de las dictaduras más severas del mundo y ha destacado que la Iglesia Católica se ha convertido en el último bastión de oposición en el país. En ese contexto, ha enfatizado la importancia de que la comunidad internacional tome medidas más firmes para presionar al gobierno nicaragüense y apoyar a quienes sufren bajo el régimen.
Como presidenta de la BJHRF, Jagger ha llevado estos testimonios a foros internacionales de gran relevancia, como el Congreso de los Estados Unidos, el Parlamento Europeo, el Parlamento Británico y la OEA.
En un evento conmemorativo del 75° aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en Bruselas, Jagger hizo un llamado a una acción global decidida contra el régimen de Ortega. Durante su discurso, solicitó la imposición de sanciones severas y pidió al Comité Internacional de la Cruz Roja que verificara el estado de los presos políticos, como el obispo Rolando Álvarez, quien fue exiliado en circunstancias extremas tras su detención por oponerse al régimen.
Este año, gracias a presiones como las ejercidas por defensores de los Derechos Humanos como Jagger y la BJHRF, la «Nicaragua Inquiry», una investigación parlamentaria británica, ha comenzado a examinar en detalle estos abusos. Los resultados de esta investigación han revelado la detención de líderes religiosos y la condena de ex empleados de Caritas a largas penas de prisión, evidenciando el clima de opresión que prevalece en el país.
Lucha contra la injusticia y el cambio climático
El alcance del trabajo de la Fundación BJHRF también incluye temas ambientales, destacando su compromiso con la protección del medioambiente. Asimismo ha sido crítica con la falta de avances significativos en igualdad de género, subrayando que la Agenda 2030 aún está lejos de cumplirse.
«Dicen que hay fatiga mediática en torno a los derechos de las mujeres por un aumento de la cobertura en prensa y su popularidad. Incluso afirman que hemos logrado la igualdad de género, al menos en el mundo desarrollado. Ojalá fuera cierto, pero no lo es”, ha señalado.
Jagger se ha identificado como feminista en numerosas ocasiones, señalando que su compromiso con este movimiento surgió de una experiencia personal: al observar cómo su madre, tras divorciarse y convertirse en madre soltera, quedó legal y económicamente desprotegida. Esta situación la motivó a no permitir que nadie la relegara a ser una ciudadana de segunda clase.
Más allá de su labor con la BJHRF, la defensora de los Derechos Humanos es miembro del Consejo de Liderazgo del Directorio Ejecutivo de Amnistía Internacional EE. UU. y Embajadora del Desafío de Bonn de la UICN. Su compromiso se extiende a la lucha contra el cambio climático y otras crisis internacionales.