La valoración media de las startups en etapa ‘pre-seed’ o presemilla alcanzó los 925.000 euros en 2021. Durante esta fase el emprendedor arranca motores y capta sus primeros inversores. ¿Pero qué significa para una compañía emergente pertenecer a este nivel? ¿Qué vías de financiación tienen a su disposición?
La fase ‘pre-seed’ de una startup, conocida en español como fase presemilla, es el punto de partida de toda actividad emprendedora, señala BBVA.
Tras identificar una oportunidad de negocio en el mercado orientada a un público objetivo, el emprendedor busca en esta etapa dar forma a su idea para desarrollar un producto o servicio innovador.
En la fase ‘pre-seed’, concibe por ello un producto mínimo viable (MVP, según sus siglas en inglés), es decir, un prototipo o versión de prueba del producto o servicio que quiere lanzar al mercado. Esto permite conocer el interés que la propuesta tendría entre los primeros consumidores para, con base a su respuesta, hacer cambios que mejoren su nivel de aceptación.
Opciones de financiación
En esta fase, se debe formar el equipo inicial del proyecto, asentar las bases legales de la compañía y pensar la estrategia que se quiere seguir para captar al público objetivo. Ya que todavía se está valorando la viabilidad del proyecto, es habitual que durante la fase ‘pre-seed’ ese mantengan los costes al mínimo.
En la fase ‘pre-seed, la compañía aún no ha despegado y carece de un modelo de negocio atractivo con el que atraer a los inversores. Por eso, las opciones de financiación suelen ser más limitadas que en otras etapas más avanzadas, como la semilla (‘seed’), la temprana (‘early stage’) o la de crecimiento (‘growth stage’).
La mayor parte de los fondos proceden del emprendedor y de su propio entorno, pero hay otras opciones de financiación a las que puede acceder.